
Para determinarlo, tenemos que tomar en cuenta varias condicionantes y variables; algunas de ellas dependerán de la propiedad misma y otras serán ajenas a ella.
Características básicas, como área del terreno, número de niveles edificados, área total techada, área libre, calidad arquitectónica en su distribución y detalles, así como en sus ambientes, además de la solidez de la infraestructura, son las que hay que tener en cuenta en primera instancia; pero el cuidado y mantenimiento que dicha propiedad haya recibido en el tiempo, es un punto importante en su valuación.
Adicionalmente, tenemos la ubicación, el vecindario, la zona y entorno de la propiedad que influyen directamente a la hora de determinar el precio de la misma.
Es importante que se encuentre dentro de una zona urbana consolidada, cerca de vías principales y servicios complementarios necesarios, pero además, es bueno que el vecindario sea tranquilo, seguro y, en lo posible, que tenga todo lo que requerimos en nuestra vida diaria, a poca distancia de dicha vivienda. Estos factores o componentes del valor de la propiedad son sumamente importantes a la hora de adquirir una vivienda.
Cuando tasamos una vivienda, una propiedad inmobiliaria en general, nos ocupamos de sus características físicas, terreno, área construida, calidad de los materiales empleados y de su proceso constructivo, tipo de acabados, antigüedad, en primera instancia y así determinamos una “TASACIÓN OFICIAL” Luego tomamos en cuenta otras cosas como el entorno, la calidad del vecindario y su estilo de vida y de los servicios que se prestan en dicha zona y determinamos la “TASACIÓN COMERCIAL”. Pero hay una tasación que escapa a las condicionantes y características del presente que tiene que ver, sobre todo, con el Desarrollo Urbanístico proyectado por las autoridades Municipales, pero también por el desarrollo del Mercado Inmobiliario. Y a esa podríamos llamarla por su característica de visión de futuro, “TASACIÓN PROYECTADA” y es la que en este momento nos ocupa, porque consideramos que es la que determina el verdadero valor de las propiedades inmuebles.
Una vivienda ubicada, por ejemplo, en una zona que a través del tiempo conserva su carácter residencial, que no ve menguada la calidad de los servicios básicos, a pesar del incremento de la densidad urbanística de la zona, que recibe un excelente mantenimiento de sus áreas verdes, que está dentro de los planes de Renovación Urbana Municipal y que se encuentra, convenientemente cerca de futuros desarrollos comerciales y de entretenimiento, tendrá un plus en el precio de venta. Por el contrario, la cercanía a futuros desarrollos de intercambios viales o futuros desarrollos multifamiliares de alta densidad, implicarán, sobre todo en lotes de reducida área, la sub valuación inmediata de dicha propiedad.
Probablemente estemos en el mejor momento para invertir en una vivienda propia, o en una vivienda para renta, pero no podemos equivocarnos a la hora de comprar. Que la propiedad sea la correcta, será determinante para que podamos alcanzar nuestro BIENESTAR INMOBILIARIO.
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